Reseña
Título original: Fauna | Dirección: Nicolás Pereda | Países: México, Canadá | Reseña: Javier Espinoza
Luisa (Luisa Pardo) y Paco (Francisco Barreiro) van camino a un pueblo donde visitarán a la familia de ella. Él no los conoce. En el camino se establece una lucha de poder entre ambos, con micromachismos incluidos, después nos enteramos que él es un actor reconocido y ella apenas busca sus primeras oportunidades. Hasta este momento la balanza se inclina a favor de él, pero al momento de llegar a casa de la familia, la cosa cambia. En una secuencia que podría ser extraída de un episodio de la serie Curb Your Enthusiasm, Paco conoce al papá de Luisa (José Rodríguez López) al comprarle cigarros a sobreprecio al ser los últimos en la tienda del lugar, con tal de quedar bien con su cuñado Gabino (Gabino Rodríguez), para eventualmente no quedar bien con nadie. Continuando esta relación entre ellos, estos últimos lo obligan a recrear escenas de su participación en la serie web Narcos (donde Barreiro efectivamente tuvo un rol como Francisco Arellano Félix). La pasividad agresiva entre todos se manifiesta, Paco no sabe si están jugando con él y para ellos el hecho de que sea un actor reconocido no significa nada, salvo un motivo de burla.
A la par de lo anterior, Luisa ensaya para una próxima audición y le pide ayuda a su madre Tere (Teresa Sánchez) para la réplica. Luisa es intensa e insegura y resulta que su madre es una actriz natural y le da el ejemplo de como hacerla. La relación familiar es tan monótona como cualquiera, resultado de años de no verse, incluso Gabino nunca había ido a la casa de sus padres. Los que son ligeramente cercanos son los hermanos, justo esto da pie a la última parte de la película, al preguntarle Luisa sobre el libro que lee Gabino, resultando en la recreación en pantalla de la historia de un hombre buscando a Rosendo Mendieta, y en esta pesquisa conoce a Fauna, y los mismos actores están al servicio de esta “meta historia”. La hermana de Fauna, de nombre Flora, está en peligro y necesita que este hombre la proteja de su novio Fernando (Fernando Álvarez Rebeil), teniendo un extraño encuentro entre ellos.
No hay muchas explicaciones y no se necesitan. Nicolás Pereda, apoyado de su elenco con los que tiene una larga relación de trabajo, van construyendo una historia que podría coquetear con lo absurdo, pero se siente real, como un día cualquiera en la vida de alguien, en donde no sabemos qué pasó ni cómo llegamos ahí. Hay ciertos toques que evocan al trabajo de Roy Andersson, en el sentido de tener dos historias que parecen no tener conexión directa aparente, salvo que son los mismos actores los que las representan, pero que se sostienen justo por el brillante trabajo de ellos. Pereda toma hábilmente esos fragmentos de encuentros incómodos y logra transmitir una genuina confusión sobre cuál es la forma de reaccionar ante eso, quién está bien o mal, o si vale la pena si quiera buscarle justificación. Lo más seguro es que no.
Reseña publicada originalmente en la revista digital "Pegado a la butaca" como parte de la cobertura del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
