Reseña
Título original: Costa Brava, Lebanon | Dirección: Mounia Akl | Países: Líbano, Francia, España, Suecia, Dinamarca, Noruega, Qatar | Reseña: Javier Espinoza
Con la esperanza de que sus hijos crezcan de forma libre, Walid Badri (Saleh Bakri) y Souraya (Nadine Labaki) se van a las afueras de Beirut, Líbano, a construir una cabaña autosostenible en un terreno de la familia y con ello tener mínimo contacto con la ciudad. Su plan duró ocho años, ya que a un costado de este idílico espacio el gobierno de su país decidió construir un vertedero de basura. A pesar de vivir juntos, no todos comparten la idea del aislamiento, la madre de Walid, Zeina (Liliana Chacar Khoury) y su hermana Alia (Yumma Marwan) consideran que esta obra no está del todo mal, incluso Zeina se relaciona con los encargados de la obra y Alia les vende su parte de la propiedad.
Mientras la construcción avanza, las hijas Badri, Rim (Ceana y Geana Restom) y Tala (Nadie Charbel) toman partido respecto al cambio en su ecosistema; la menor (Rim) está del lado del padre, aprovechando cada oportunidad para protestar por la obra vecina, la cual pasa a segundo término para la mayor (Tala) toda vez que a sus 17 años tiene su primer contacto con un hombre fuera del entorno familiar, Tarek (François Nour) el encargado de la invasión. La situación también será complicada para los padres, mismos que se conocieron en una protesta muchos años antes y que ven amenazados su estilo de vida. Esta obra va a terminar en breve con lo que ellos tardaron años en construir.
Mounia Akl se inspira en hechos de la vida real en Líbano, cuando las autoridades cerraron un vertedero sin un plan de contingencia para ello, provocando que montañas de basura permanecieran en las calles y que se realizaran un sin fin de protestas y quema de la misma. Este problema sin solución se traslada a la pantalla para mostrarnos el antecedente, y ejemplifica con la familia Badri, cómo se afectó a un país. Akl desarrolla además una dinámica familiar que puede ser reminiscente de cualquier otra, en la cual podemos estar de acuerdo con algunos temas solo por convivir, pero a la que llegará el hartazgo y la necesidad de evolucionar, por sí solos o por la fuerza.
El elenco, encabezado por la también directora Nadine Labaki, que encarna a una cantante que dejó su vida por acoplarse al sueño de su esposo y que en lugar de mantenerse impasible, toma consciencia de que las cosas que querían para sus hijos probablemente ya no sucedan, porque hay fuerzas con las que no podrán convenir. En cambio él, insistirá hasta que no se pueda más, no obstante las consecuencias. Costa Brava, Líbano es cruda, pero no trata de ser aleccionadora, expone una situación difícil desde la mirada de una familia que se ve despojada de su espacio, obligándolos a progresar, pero no como ellos hubieran deseado.
